Hasta que el cielo me mandó una prueba, una advertencia, un jalón de orejas que me puso a llorar, mi hijo de dos años empezó a sentirse mal, el estómago se le aflojó, vómitos, no tenía apetito, no quería otra cosa más que dormir y si no dormía, lloraba; sin sonrisa, sin ganas de nada, lo vi así por cuatro días, no recibía remedio alguno, estaba muy mal, nunca se había enfermado de esa manera y el último día fue el peor, apenas recibía agua, tratamos de darle lo que recetó el doctor y ni agarrandolo entre cinco.
Yo estaba nerviosa, preocupada, lo miraba y no lo reconocía, adelgazó demasiado, era irremediable que yo no empezara a lagrimear, que solicitara sus travesuras, sus risas, no me importaba que rompiera lo más valioso de la casa porque lo único que yo quería era verlo sano, feliz y con las energías de siempre. Por supuesto Dios no es ajeno a éste hogar y con mucha fé se lo dejamos en sus manos y la recuperación empezó al día siguiente cuando mi tesoro se levantó y con su vocesita hermosa pidió "teta", mi esposo corrió a prepararlo y de inmediato me regresó el corazón al pecho, no me aguanté las ganas de abrazarlo y agradecer a Dios por darme un angelito, por hacerme ver en sus travesuras el valor de su salud.
Les pido a ustedes mis queridas mamatitas que miren fijamente el rostro de sus hijos y vean en ellos una ventanita al cielo que no hace más que brindarles luz día a día.
Pd: Este post va dedicado a mi hijo mayor Tiago Micael, TE AMO MI TRAVIESO.
Siempre nos molestamos por las travesuras . pero lo qe realmente no sabemos es que eso es su trabajo de ellos /
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Si es bueno que jueguen,por que cuando enferman parecen una flor marchita.y apena mucho verlos decaidos con fiebre son ganas de nada.....agradeciendo siempre a Dios por que nos dio niños sanitos y que siempre los proteja.
ResponderBorrarQue lindas chicas, pues ahora lo entiendo todo jijiji es mi tesoro traviezon
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