Hace un par de semanas tuve la agradable y linda visita de una nueva amiga que me dió una pequeña lección de perseverancia con un toque de entusiasmo, era algo que necesitaba y lo obtuve de una persona inesperada.
Siempre quise ser bloguera mucho antes de ser mamá, la verdad no pensé que en la web existían muchas de éstas, realmente me sorprendí y entré en pánico jajaja, sin embargo me decidí hace un año y logré concretarlo, ahora soy mamá bloguera, somos muchas sí, pero todas con un mismo propósito, ayudar a otras mamitas en el transcurso de su caótica y hermosa vida de padres.
No veía mucho futuro en esta nueva etapa de blogger, andaba un poco desanimada porque el trabajo no me permitía darme un tiempo para sentarme a escribir con la frecuencia que yo deseaba y con el cuidado de dos bebés no daba el 100% para sacarlo adelante; de pronto en el 2015 decidí junto a mi esposito que lo mejor para nosotros era dejar el trabajo y quedarme en casa cuidando a mis traviesos.
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13.3.15
5.3.15
Hijito, por favor !haz travesuras!
Hasta hace una semana andaba renegando porque el tiempo de los terribles dos años ya llegó a esta casa con Tiago, mi hijo mayor, tiene tanta energía que amanece y presiento que acabaré rendida, levantando juguetes por aquí y por allá y sobre todo chequeando si algo no está roto, desarmado o perdido; pendiente de sus travesuras, cansada, amargada y con el grito de "Nooo, eso Noo" cada cinco minutos, esperando que llegue la noche para verlo dormir, terminar de hacer las cosas de la casa y poder descansar sin alguien correteando, tropezandose y llorando, pidiendome que lo cargue, mientras cargo a Gaelito que también necesita de mi, esperando que el también se duerma, volviéndome loca con tanta bulla y mirando al techo sin decir nada.